La mayoría de sábados de Semana Santa había comida familiar. Casi siempre era en El Cerrete, y era un momento que disfrutábamos mucho todos, sobre todo mis abuelos. Hay tradiciones que no pueden perderse, y después de unas cuantas Semana Santas no pudiendo ir al pueblo, este año hemos podido disfrutar de la comida.
Mi foto la dedico a mis tíos, los hermanos y hermanas de mi padre. Ahí están los padres del Tigre, del nuevo pepinero, de mi compañera en la página de quesos, de mi dentista, de mi fisio, mis padrinos y también mis tíos que se apuntan a la AMARATA, junto a mis padres. Si sois asiduos del blog sabréis de que hablo 😊
Solo puedo dar las gracias a Paca y Ramón, Manoli y Jacinto, Luisa y Jose, Ascen y Tito, Vicenta y Jesús, Mila y Jaime, además de Isabel y Pepe, mis padres… A todos ellos, gracias, gracias por mantener la tradición, gracias por juntarnos, gracias por enseñarnos a todos los primos a ser como somos y transmitirnos unos valores auténticos de verdad.
PD: Me quedo con la última imagen del sábado. Solo estaban mis tíos y casi ningún primo ya, y muy poquitos críos. Ana se había tenido que llevar ya a los mellizos. Era de la medianoche, y Nicolás ya me dijo que tenía sueño. Uno a uno, se fue despidiendo de todos los mayores, sentados alrededor de una mesa larga, donde habíamos comido, bebido, reído y dialogado… Me sentí orgulloso de ver a mi hijo diciendo adiós a mis mayores. Estaba tan emocionado que me fui en silencio, casi sin decir adiós, saboreando largamente ese momento…
