El Domingo siempre fue un día de resaca, y no solamente estoy hablando de alcohol. Las pequeñas vacaciones se acaban, y toca hacerse a la idea de que uno vuelve a la rutina diaria, previo paso por un atasco que casi nadie puede evitar…
Este domingo ha sido igual que todos los Domingos de Resurección, salvo que ya no tenemos edad para salir por la noche 🙂 Aún así, se ha disfrutado mucho de unos días entre familiares y amigos, y eso siempre es de agradecer. Las pilas se recargan, y toca mirar a la primavera cara a cara.
Mi foto, dedicada a otra cosa que no puede faltar en Semana Santa. La música. Las cornetas y tambores, las bandas, la solemnidad… La música se alejaba, y con ella, se ponía fin a la Semana Santa de 2018.