Viejas Glorias de Matemáticas Rugby Club

Como todos los años, un poco antes del puente de mayo, Matemáticas Rugby Club disputa su partido de viejas glorias. Y ya van 27. Una excusa para ver viejas caras conocidas y disfrutar de un día agradable, en compañía de los viejos amigos que acompañan a esas caras. De fondo, el equipo actual de Rugby Matemáticas (de la complutense) se mide en un épico partido (¿o se dice hípico?) a todo aquel que ha jugado más de 6 años en el equipo.

Os podéis imaginar. La mayoría unos cuarentones que están más cerca del medio siglo que otra cosa, incluido alguno cuasi sesentón… Podría decirse que la paliza de los jóvenes está garantizada, pero casi nunca es así. De momento el balance de victorias es apabullante en favor de los abuelos. Hasta hoy, que hemos empatado el partido en el último suspiro, y gracias. Porque los viejos somos cada vez más viejos, y los jóvenes cada vez mejores. Y aunque en el fondo nos duela perder, es un orgullo que los chavales van creciendo tan bien.

En el apartado de lesiones, aparte de magulladuras, golpes y moratones varios, una luxación de dedo y un esguince de rodilla. Poco me parece para la edad que vamos teniendo… Desde aquí un deseo de pronta recuperación para Ángel y Jaime.

El tercer tiempo, casi siempre suele ser memorable. Pero esas historias se quedan para contarlas en otras ocasiones, una de ellas, en los próximos terceros tiempos. Y es que, a pesar de mi corto paso por este deporte universitario, el cariño que se toma a esta gente aumenta a mayor ritmo que nuestra vejez. Haber jugado con gente de división de honor como Felipe o Chicho, hacen que uno crezca un poco más como persona. Y haber compartido vestuario con tanta buena gente, y ver como crece la familia de los viejos con grandes adquisiciones, te hace llenarte de orgullo.

No quiero dar nombres porque seguro que me dejaba alguno. Solo una excepción. Que sirvan estas palabras para homenajear a mi capitán. El que siempre estaba. El que lo vivía de verdad. El que nos animaba a todos. El que movía nuestros corazones. Hoy en el vestuario, antes del partido, Rafa nos daba una charla a modo de despedida. Era su último partido. La emoción de sus palabras y las lágrimas en sus ojos hicieron que a todos se nos encogiera el corazón un poquito. Muy merecidos sus dos ensayos. Los grandes siempre se despiden a lo grande. Ojalá haya mentido y el año que viene le veamos otra vez de corto…

Gracias Rafa, por todo lo que me has dado. Por todo lo que nos has dado. Que pena no haber podido compartir más momentos contigo, porque sé, y no me equivoco, que eres uno de esos grandes tipos que la vida a veces pone en tu camino…