Paseo mañanero, por supuesto, acompañado de buena música. De pronto, ha sonado Over the Rainbow/What a Wonderfull World, del desaparecido
Israel «IZ» Kamakawiwoʻole. Canción que practicaba mi querido Patillas y que quedó inmortalizada como el mayor de los recuerdos, en un vídeo que habré visto mil veces y otras tantas habré llorado.
Estaba en mitad de un polígono, pero instintivamente me he detenido, alzando la vista al cielo. Y he recordado a mi amigo que ya no está, y he mirado el intenso azul, y un mamotreto de cables que tenían todo menos glamour. Pero he recordado que mi amigo me enseñó que siempre se puede sacar algo positivo de todo. De absolutamente todo.
Y he visto la belleza de las líneas, y he buscado una composición agradable, y he intentado sacar algo hermoso como él me enseñó. En el día de los museos, no se si lo habré conseguido, pero como si de un museo de la vida se tratara, he intentado plasmar las enseñanzas de ese museo andante que era mi querido Javi Patillas…
