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Seguimos mandando besos al cielo

Es curioso, pero releyendo la entrada de hace dos años, veo que las sensaciones no han cambiado mucho. Todo es distinto es este estado de alarmas y confinamientos, pero hay  sentimientos que permanecerán siempre.

Un día que debería ser de celebraciones, se convierte en un día de añoranzas. Pero seguimos mandando besos al cielo…

Lejos de repetir lo ya expresado, quiero hablaros de esta imagen, que preside la cabecera de la habitación del pueblo donde dormíamos Alfredo y yo. Es una foto justo delante de la Catedral de Santiago de Compostela. Los dos vestidos iguales, a diferencia de las zapatillas molonas mías versus las ortopédicas de mi hermano. Como nos reímos viendo esta foto. Como me gusta tocarla cuando la veo. Qué recuerdos me trae…

Pero hoy, al volver a mirarla, no he podido evitar ver a Nicolás y a Mateo. Algún día iremos a Santiago. Y los vestiré iguales. Y haré una foto en el mismo lugar (y también con Celia, que querrá salir). Y seguramente, lloraré al ver las dos fotos juntas…

Felicidades brother, no sabes cuánto te echamos de menos…