Pocas palabras puedo decir. Hacía tiempo que no vibraba tanto con un partido de fútbol. Con el tiempo, cada vez me va gustando más el fútbol modesto, de pueblo, de barrio, ese que se juega con el alma.
Hoy el equipo de mi ciudad, la que me vio crecer, en la que he vivido los peores y los mejores momentos de mi vida, hoy mi Leganés ha descendido a segunda división.
Pero lo ha hecho con la cabeza bien alta. Nadando para morir en la orilla, pero con todos los honores. No se les puede reprochar nada. Te quiero Lega. Orgulloso de tener sentimiento pepinero en el corazón.
Mañana día 20 de julio, mi cumpleaños, espero que me regalen la camiseta de este año, con la que hemos descendido. Para que siempre me acuerde de que nunca hay que dejar de luchar. De que a veces los sueños no se cumplen, ni aún mereciéndolos. Pero eso no es motivo para dejar de luchar, todo lo contrario. Es motivo para levantarse y mirar con la cabeza bien alta, y quien sabe, quizá el año que viene estemos hablando de otros sueños si cumplidos. Ya pasó una vez, ¿por qué no otra?