Últimamente toca todos los años venir algún día que otro a quitar las malas hierbas de las olivas. A pesar del madrugón, a pesar de trabajar bajo el sol, sin duda es un buen día.
Una mañana de campo, de buenas conversaciones, de disfrutar ayudando haciendo algo útil. Las vistas son magníficas, los colores del campo manchego lo inundan todo, contrastando con un cielo que deja un paisaje realmente digno de admirar.
Y luego, al llegar a casa, después de media jornada en el campo, lo mejor es una buena cerveza helada. Por supuesto con su aperitivo correspondiente, acompañado una vez más de buena conversación… Así se trabaja bien 🙂