Era imposible ver todo en una semana, así que nos dejamos aconsejar y priorizamos bastante. Uno de los lugares que no visitamos fue la Estatua de la Libertad. Eso sí, la vimos muy de cerca en barco, y mucho mejor aún, la vimos desde el Puente de Brooklyn.
Hay que decir que el atardecer en New York es sencillamente espectacular, sobre todo desde el citado puente. La gama de colores del negro al rojo, las siluetas del puerto y la estatua, el agua, las cuerdas del puente… Hay que volver, sin duda alguna… 🙂
