Desdentao, ese pequeño de ojos verdes vino de la mano de Papá Noel. A Mateo se le iluminó la cara al verlo, y desde entonces, este Furia Nocturna se convirtió en su compañero inseparable.
Tanto gustó en casa, que Celia pidió para su cumpleaños a la pequeña Furia Luminosa… Ahora están juntos para siempre, y tengo que decir que nos pasamos el día entrenando dragones 🙂
