No podía faltar en este homenaje un farol mítico para mí. El de la calle San Pedro nº26. Ahí es donde mi querido Patillas se fue a vivir cuando salió de casa de sus padres. Y ahí es donde pasamos grandes momentos que marcaron nuestras vidas.
Era el primer colega que se emancipaba. Os podéis imaginar, para nosotros era como habernos ido a vivir con él. Cuantas veces habremos comido en su cocina, cuantas veces me habré quedado dormido en su sofá. Además, fue el primer lugar donde Ana vivió cuando se vino a trabajar a Madrid. Parte de mi vida se quedó en los recovecos de aquel enorme piso de San Pedro.
Siempre que paso por allí, no puedo evitar mirar arriba, y esbozar una pequeña sonrisa, o soltar una pequeña lágrima…