Hoy 21 de marzo, se cumplen diecinueve años de esta impresionante foto que El Tigre, cogiendo la reflex del Patillas, nos hizo en la Puerta del Perdón de la Catedral de Sevilla. Y olé. Me reconoció que no le interesaba ni lo más mínimo mi careto, pero por suerte solo me recortó la incipiente calva y me dejó los ojos 😊
Fue un viaje maravilloso. En un principio queríamos ir a las Fallas, pero ante la imposibilidad de conseguir alojamiento, optamos por un nuevo destino: Sevilla. Un imprevisto que, sin duda, cambió mi vida. No voy a entrar a contar el viaje porque podría salirme una novela corta, y no tenemos tanto tiempo… 😊 Solo decir que sencillamente fue un viaje increíble. Nos lo pasamos bien, nos reímos muchísimo, y yo me llevé para mí esta fotografía…
… También me llevé la sensación. Estaba sentado, en el poyete junto a la Puerta del Perdón. Ana se acercó a mí, y se acostándose donde yo estaba. Instintivamente la rodeé con mis brazos, y así permanecimos un rato. En silencio. Sintiendo. Mi cabeza empezó a imaginar que nos mirábamos y nos besábamos como si no hubiesemos besado nunca a nadie. Quise atreverme a hacerlo, pero pudo más el miedo a perder ese instante que, para mí ya era mágico… Si hubiera visto la foto, que dice tantas cosas, no hubiera habido ni un instante de duda…
Luego vinieron las despedidas, los buenos deseos, la vuelta a la realidad, la llamada del Tigre, la esperanza de un sueño, la visión de la fotografía, la lucha por conseguir ese sueño… Aquel 21 de marzo lo vi, pero tuve miedo que fuese verdad. La foto me confirmó lo que intuí aquel día. Era ella. Todavía hubo que luchar un poco hasta llegar al 7 de mayo, pero ya no había duda. Era ella. Quizá luego tenga fotografías más bonitas, momentos más intentos como los que provocaron las noticias de los pequeños… Pero aquel 21 de marzo de 1999 fue un punto de inflexión en mi vida. El origen de todo lo que es mi vida es hoy. Diecinueve años, un noviazgo, unos cuantos viajes a Sevilla, un matrimonio y tres cachorros después, todavía me sigo pensando que no me equivoqué aquel día. Porque la sigo queriendo lo mismo, o más…