Hace un par de años que ya veía yo como me dolía la cabeza, y que me cansaba cuando fijaba la vista al conducir. Vamos, que los 40 no perdonaron y me tuve que poner gafas, al menos para currar. Eran muy chulas, pesaban poquito y tenían un filtro de sol que se pegaban a las gafas con imán… Pero me apretaban un poco, y además se me perdieron.
Al final, quieres hacerte otras, pero lo vas dejando, lo vas dejando… Y llega un momento en que ves que te duele la cabeza al trabajar, y que fuerzas la vista… Vamos, que he tenido que volver a hacerme otras. Me ha costado encontrar unas que no parezca que me aprietan los molletes de la cara, pero al final, creo que lo he conseguido 🙂
Si queréis ver como me quedan puestas, no tendréis más remedio que entrar en el blog… O invitarme a comer 🙂