Después de aquella terrible noticia, después de no poder ir a Barcelona a llorarle, no podíamos hacer otra cosa que homenajear a nuestro amigo. Sus cenizas permanecerán para siempre en La Pedriza. Podríamos haber elegido millones de sitios, pero quizá nos gustó uno en el que conocimos a un Javi libre. Pero además necesitábamos despedirle como nos gustaba recordarle: en una fiesta…
Alquilamos un bar, y convocamos a todo el mundo que considerara a Javi parte de su vida. Durante todo el día fue llegando gente y más gente a la fiesta homenaje. Amigos, conocidos y familiares. Incluso desde fuera del país. Fue precioso ver a gente que hacía tiempo que no veíamos. Fue increíble recordar a Javi con tantos amigos distintos. La gente iba y venía, nos saludábamos, reíamos, recordábamos, llorábamos, brindábamos…
El momento álgido fue cuando todos juntos, paramos un momento a rememorar el motivo por el que estábamos en aquel lugar. Yo conté la misma historia que conté en este blog, en el post del 20 de octubre. quería llorar, y quería que todos llorasen conmigo. Porque necesitaba soltar todo aquello que me ahogaba. Y no podía hacerlo solo. Creo que es uno de los momentos que más sentimiento he percibido en la gente…
Desde entonces, todos los años repetimos ese pequeño homenaje. Es cierto que las demás convocatorias han sido menos numerosas. Pero eso da igual, sabemos que todos seguimos haciendo nuestros pequeños homenajes, y que seguiremos haciéndolo de por vida. Porque, para aquel personaje de enormes patillas que tanto disfrutaba viendo juntarse a sus seres queridos, no hay manera más bonita de recordarle y honrarle que esa: una reunión de amigos, de sus amigos…
Gracias a todos los que participáis de este homenaje, de una manera u otra. Y muchas gracias a todos los que habéis podido venir, para mantener viva la llama de su recuerdo. El año que viene, el 13 de abril será sábado. Se que nunca podremos hacer un homenaje tan multitudinario como el primero, pero me encantaría intentarlo. Yo ya he marcado en rojo la fecha en el calendario. ¿Quién me acompaña?