Siempre me ha fascinado la leyenda del ave Fénix, que resurgía de sus cenizas para renacer con más fuerza. Símbolo de inmortalidad, nos recuerda que nunca hay que rendirse y luchar siempre hasta el último momento. Porque aunque pienses que es el final, siempre hay una esperanza de renacer de nuevo.
Hace justo cuatro cuatro años, mientras un equipo de fútbol renacía en el último minuto para alcanzar la gloria, a nosotros se nos iba un pedazo de vida con las nulas esperanzas que nos daban en el hospital…
Quería ilustrar lo que digo con el ave Fénix de la Gran Vía. La vida es una lucha, llena de sensaciones y contrastes… A veces demasiado cruda para digerirla…
